Tiempo perdido y los ciclos de la vida
Tiempo perdido propone una bifurcación de sentidos que terminan rozándose. Desde el comienzo, le provee al espectador la posibilidad de optar entre lo estrictamente académico, con todo lo que ello implica, o dejarse atravesar por las pasiones de lo cotidiano. Martín Slipak encarna a Agustin