“El activismo en redes sirve para generar conciencia”

Un ciclo de videos sobre la problemática ambiental de la activista e influencer, Natalia Mazzei, para promover acciones tendientes a mejorar la calidad de vida, está disonible en Télam.

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Cuando se recibió de abogada, en 2014, Natalia Mazzei no sabía que siete años más tarde se presentaría, además de con su título de grado, como “activista ambiental”. Seguramente tampoco imaginaba que cerca de 50 mil personas seguirían sus publicaciones en la red social Instagram, donde desde la cuenta @ecointensa difunde información y, aunque trata de evitarlo, no está exenta de generar polémicas.

El título de “divulgadora ambiental” le gusta más que el de “ecoinfluencer”, al que le encuentra “esa connotación negativa de parecer alguien que tiene seguidores y hace sorteos de cosas que compró en Miami”, argumentó al desembarcar en Télam con un ciclo de videos que están disponibles en la web de la agencia nacional de noticias y en sus redes sociales: Instagram, Facebook y Twitter.

Cada semana Natalia introduce al público en la problemática ambiental y promueve acciones tendientes a mejorar la calidad de vida de las personas.

¿Cuáles son los contenidos que encontrarán quienes vean los videos?

En principio van a encontrar los tres temas fundamentales del ambientalismo que son las tres R que corresponden a las palabras reducir, reutilizar y reciclar. También brindo algunos consejos, por ejemplo, acerca de cómo erradicar los plásticos del baño o de qué manera evitar ir al supermercado para generar menos residuos.

¿Te resulta posible compatibilizar la profesión de abogada con el activismo en las redes sociales?

Si bien yo no ejerzo el derecho en relación al ambientalismo, en 2021 hice una especialización en la UBA en Políticas Públicas y Cambio Climático para poder aplicar una pata académica a algo que ya venía aplicando desde lo cotidiano.

¿Te sentís más cómoda en Tribunales o en las redes sociales?

El activismo en redes existe y tiene un alto nivel de impacto que ayuda a comunicar, generar conciencia y comunidad y también a convocar a acciones. Ahí es donde mejor me desenvuelvo y aunque no hable de derecho en mi cuenta de Instagram, tengo elementos que me permiten traducir con facilidad aspectos legales para que la gente que navega en las redes sociales del mundo ECO pueda contar con más elementos.

En su momento, Natalia contó en @ecointensa que sentía culpa porque se había comprado un sweater de lana sintética. “Me daba bronca saber que en cada lavado se desprenden microplásticos que terminan en el agua. Y además, que una vez que ya no sirva será basura plástica dando vueltas por ahí”.

Acto seguido planteó la contradicción que sentía porque “la alternativa más natural no es vegana. Los sweaters de lana de oveja son biodegradables y encima duran mucho más tiempo en buen estado”, escribió.

En el mismo posteo dejó planteada su posición: “La lucha que me interpela es la ambiental, con todas sus artistas: la huella de carbono, los materiales que se utilizaron, el proceso de producción, que no haya explotación animal ni humana detrás del producto, su disposición final, la contaminación en general, etc. Mi lucha no es el veganismo, aunque me parece un movimiento necesario, yo no actuó por y para los animales no humanos, mi motivación los involucra, pero necesariamente contempla todo lo anterior”.

“El activismo en redes existe y tiene un alto nivel de impacto que ayuda a comunicar”.

¿Rinde más abrir debates o plantear temas cerrados?

Durante mucho tiempo esquivé las balas y traté de mantenerme alejada de temas polémicos como el aborto, o el veganismo porque no quería exponerme a los insultos. Las redes sociales son complicadas y a mí me angustia mucho la mirada del resto de las personas. Pero no me armé una cuenta porque quería ser influencer. Lo hice porque tenía algo que comunicar. Me importa no caer en fanatismos.

Nacimiento de @ecointensa

Natalia Mazzei vivió durante 14 meses fuera del país. Diez meses en un camping ecológico en la Rivera Maya, en México, y más tarde trabajó en la playa de Akumal, donde su tarea era patrullar la playa de noche para que las personas no molestaran a las tortugas marinas y evitar que los mapaches se comieran sus huevos.

Cuando volvió a la Argentina decidió que la ciudad era el lugar para trabajar por cambios masivos. “Donde surgen los problemas tienen que surgir las soluciones”, se dijo antes de instalarse nuevamente y renunciar a la idea de refugiarse en una isla “donde vivía de manera súper sustentable, con cuatro remeras y comiendo vegano todos los días”.

Con la decisión de permanecer en el país, en aquellos días del año 2019, Natalia acostumbraba salir a despejar de basura los alrededores del Velódromo en Lanús. En esas jornadas” nació @ecointensa, para contar como con cada plástico que sacábamos de circulación podía ayudar a salvar la vida de un pájaro que estaría menos expuesto a comer esos desperdicios.