Un corazón que arde junto al campo de batalla
El retrato muestra a Manuel Belgrano sentado sobre una silla a la que apenas se le ve el respaldo, las piernas regordetas, cruzadas, con la mano izquierda delicadamente apoyada sobre una ellas; las facciones finas, los labios rojizos. Por ese retrato, amañados historiadores insinuaron que