Desperdicio de alimentos, acciones para evitarlo

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La pérdida de alimentos se produce desde las actividades posteriores a la cosecha hasta la fase de venta al por menor, pero sin incluirla. Tiene una alta huella ambiental. Despilfarra los escasos recursos utilizados para producir alimentos, incluidos el agua, el suelo y la energía, la mano de obra y el tiempo, además de producir emisiones de gases de efecto invernadero.

Todo esto exacerba el cambio climático y amenaza la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola, los medios de vida humanos y la calidad y seguridad de nuestros suministros de alimentos. Por ejemplo, hay productores de duraznos que indican que se pierde el 40 por ciento de la fruta antes de ser embalada para el mercado.

Los alimentos se desperdician de muchas formas:

· Los productos frescos que no se consideran óptimos, por su forma, su tamaño o su color, a menudo se eliminan de la cadena de suministro durante las operaciones de selección.
· Las mermas o decomisos ocurridos en stock de comercios por la fecha de vencimiento o por fecha de consumo preferente cercana.

· El desecho de alimentos cuya fecha de vencimiento o de consumo preferente ha pasado, cuando ya se comprado por un consumidor final o un servicio de comidas.
· Con frecuencia, en las cocinas de los hogares y en los establecimientos de comidas, se dejan de utilizar y se desechan grandes cantidades de alimentos comestibles saludables.

Fecha de vencimiento y de consumo preferente

La caducidad indica cuándo el producto no es seguro, mientras que la del consumo preferente señala un descenso de la calidad, no de la seguridad.

Fecha de caducidad: a partir de ella, el producto no se debe ingerir, ya que no es adecuado para el consumo. No obstante, se puede consumir el producto hasta el mismo día en el que aparece la fecha. Se utiliza en productos muy perecederos desde el punto de vista microbiológico: pasteurizados (leche, yogur, cremas), carnes o envasados al vacío.

Se indicará la leyenda “Fecha de caducidad” seguida de la fecha (o el lugar donde se especifica), que consistirá en día, mes y año, en este orden. Estas informaciones deberán completarse con una descripción de las condiciones de conservación del alimento.

Consumo preferente: tiempo en el cual el producto sin abrir mantiene sus propiedades en condiciones adecuadas de conservación. Pasada esta fecha, la calidad del producto puede disminuir, pero en ningún caso conlleva problemas para la salud.

Se utiliza en alimentos con poca agua (aceite, legumbres, cereales), deshidratados (purés, sopas), esterilizados (latas, cajas de leche) y en huevos. La fecha de consumo preferente o duración mínima de un alimento es la fecha hasta la cual el producto mantiene sus propiedades específicas, siempre que se guarde en condiciones de conservación adecuadas. Se comunicará precedida de “consumir preferentemente antes del…”, cuando se especifique el día, o “consumir preferentemente antes del fin de o de finales de…”, en los demás casos.

Si fuera preciso, esta información deberá completarse con las condiciones de conservación que deben respetarse para asegurar la duración indicada. Los códigos normativos no requieren indicaciones de fecha de duración para algunos alimentos como frutas y hortalizas frescas sin procesar o productos de panificación.

¿Habrá alguien repasando cuántas veces tiró a la basura un alimento que sólo había alcanzado la fecha de consumo preferente por temor a que le hiciera mal consumirlo? La diferencia parece clara y, sin embargo, no lo es tanto. La mayoría de los consumidores no hacen distinciones entre fecha de caducidad y consumo preferente y desechan el alimento que ha sobrepasado la fecha establecida. Tampoco gestionan de forma adecuada sus recursos con la planificación, el almacenamiento y la administración correcta de los alimentos. El resultado es un pésimo manejo de los recursos alimenticios, con alimentos y bebidas, que acaban en la basura.

Esta mala gestión es el origen de los millones de toneladas de alimentos al año que no se utilizan a tiempo y caducan, un grave problema económico, extensible al resto de países desarrollados, si se tiene en cuenta además el elevado porcentaje de la población mundial que no dispone de alimentos ni siquiera para cubrir sus necesidades nutritivas más elementales.

Considero que muchos consumidores estamos recién sabiendo que hay diferencias entre una y otra leyenda y sobre la necesidad de administrar mejor las despensas para que los alimentos no caduquen. El objetivo buscado desde la Educación Ambiental Integral en la provincia de Córdoba es una mejor gestión de los stocks de alimentos por parte del consumidor, que revierta no solo en un aumento de su nivel de
seguridad, sino también en una mejora económica y en la reducción de residuos.

¿Tirar alimentos tiene que ver con el clima?

En la publicación de la ONU para la alimentación y la agricultura, para el 2019 se estimaba que alrededor del 14 % de la producción alimentaria mundial se pierde después de recolectarse y antes de llegar a los mercados. Otro informe, del Programa de Naciones Unidas por el Medio Ambiente muestra que el 17 % de nuestros alimentos acaba siendo desperdiciado en la venta al por menor y por los consumidores, especialmente en los hogares. Según la FAO, los alimentos que se pierden y desperdician podrían alimentar a 1260 millones de personas sin acceso a alimentos cada año. Un tercio de la producción no llega a ser usada como alimento.

¿Y dónde está la conexión con el clima? En la actualidad, aproximadamente el 31 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero son atribuibles al sistema agroalimentario. Estas emisiones tienen su origen en la producción, el procesamiento, el envasado, el transporte, el almacenamiento, el consumo y la eliminación de los alimentos. Se generan independientemente de si los alimentos producidos se consumen, desechan o desperdician.

La pérdida y el desperdicio de alimentos representan además entre el 8 % y el 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, lo que contribuye a un clima inestable y a fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones. Estos cambios repercuten negativamente en el rendimiento de las cosechas, reducen potencialmente la calidad nutricional de los cultivos y provocan perturbaciones en la cadena de suministro.

Estrategias para reducir desperdicios

Mucha capacitación permanente para almaceneros. El Centro de Almaceneros de Córdoba ha avanzando en la capacitación de todos los participantes de la cadena de manejo de las mercaderías para asegurar calidad y evitar que se stockee lo que tiene fechas a punto de vencer por ejemplo.

Y una verdadera joya en Córdoba es el Banco de Alimentos, una red mundial que ya tiene varios bancos en Argentina. Córdoba está entre los primeros ¿Qué hace? En Argentina se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos por año. Esto representa el 12,5% de los producidos anualmente.

Para contribuir a reducir el hambre en la ciudad de Córdoba, el Banco de Alimentos recupera alimentos que están aptos para el consumo pero -por diferentes motivos- han sido sacados de circulación. Puede ser fecha de vencimiento corta pero también desde fábrica puede haber partidas cuyo paquete salió descolorido, el tamaño del envase no es exactamente el que debe ser, corrimiento del etiquetado, etc.

El Banco recibe estos alimentos, los almacena, clasifica y luego los distribuye a 560 organizaciones sociales debidamente acreditadas. Cuenta con un depósito, donde voluntarios ayudan a almacenar y clasificar los alimentos y así poder asegurar que la mercadería llegue en condiciones óptimas. Se trabaja bajo normas IRAM y buenas prácticas de manufactura. Posteriormente, los alimentos se distribuyen entre comedores y organizaciones sociales, que colaboran con la alimentación de personas en situación de vulnerabilidad.

El Banco de Alimentos, además de alimentos, recibe donaciones de materia prima, servicios que pueden contribuir a mejorar el funcionamiento de la organización: transporte, asesoramiento, impresión, diseño, etc. o dinero en efectivo que se destina a cubrir los gastos operativos o a la compra de alimentos (por ejemplo en este momento se está por abrir la convocatoria COPATE que reúne fondos exclusivamente para leche, que se encuentra consagrado como el alimento más vital e imprescindible para el desarrollo en la niñez).

Viviana Sbarato (educación ambiental y cambio climático)