Cambió fuego por agua

Septiembre, el mes del Cielo Azul, comenzó con terribles incendios e inundaciones devastadoras.

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Podríamos hacer un paneo de los últimos desastres que tocan desde los incendios de Grecia a que hayan caído en un día todos los mm de lluvia de un año en el centro de ese país con inundaciones que el Presidente dijo que ninguna obra de ingeniería hubiera sido suficiente para escapar a los estragos (Ilustración de AFP – Grecia, golpeada por incendios e inundaciones).

42 muertos en Brasil -por inundaciones también-; en lugares donde la fuerza de una gran tormenta más la pobreza y la escasa planificación del ordenamiento territorial se sumaron para contabilizar una vez más muertes en nuestro país vecino. Inundaciones en Hong Kong. Cada semana nos castiga en lo ambiental. Y en lo social. Miles de personas llegaron en estos días a USA. Muchos de Ecuador. Y el covid creciendo en el hemisferio norte… Los niños y las niñas sufren especialmente, el impacto de la contaminación a tempranas edades y dejará secuelas a lo largo de su vida.

La efemérides de la primera semana de septiembre va a llevarnos a hablar de contaminantes sin fronteras ni bordes barriales ni sociales, hablaremos del aire. ¿Por qué elegimos este tema? En el año 2019, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) emitió una resolución por la cual designó el 7 de septiembre Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul, que se observó a partir de 2020.

Su principal objetivo es la investigación, desarrollo, mejora y puesta en marcha de nuevas prácticas que permitan mejorar la calidad del aire y que a la larga, esto contribuya con el bienestar de la población mundial, así como erradicar los altos índices de contaminación atmosférica.

¿Suena poética la denominación de este día? Porque cuando hablamos de otras efemérides nunca aparecían “cualidades” en el nombre de la conmemoración. Tan es así, que quizá impregnada de la columna del prestigioso Nelson Specchia, pido permiso para leer un fragmento de un poema titulado “Lo que queda del día”, escrito por el poeta británico William Wordsworth (1770-1850).

Este poeta es uno de los principales exponentes del movimiento romántico en la literatura inglesa y es conocido por su poesía que celebra la belleza de la naturaleza y la conexión profunda entre el ser humano y su entorno natural.

Dice: “Y he notado la sublime sensación de algo mucho más hondamente entrelazado, cuya morada es la luz de los ponientes y el océano redondo y el aire vivo y el cielo azul y, en la mente del hombre, un movimiento y un espíritu que impulsa todo lo vivo, todo objeto de todo pensamiento, y que todo lo recorre. Por eso sigue siendo amante de los prados y los bosques, de las montañas y de cuanto contemplamos desde esta tierra verde, de todo el poderoso mundo de la mirada y del oído.”

Un inglés, poeta del romanticismo, conectado con la naturaleza y que vivió en los albores de la revolución industrial. Inglaterra es la cuna de la Revolución Industrial. ¿Será que se la veía venir? En otro poema él escribió: “Si esta creencia del cielo se enviara, si el plan santo de la naturaleza, es tal, ¿No hay razón para lamentar  lo que el hombre ha hecho del hombre?“

¿Qué es lo que se sugiere al decir “lo que se veía venir”?

Sólo para entender por qué razón se empezó a prestar especial atención a la contaminación del aire, voy a recordar que la cuna de la Revolución Industrial estuvo en Inglaterra en 1760. El uso del carbón en las máquinas de vapor y en las calefacciones hogareñas marcó a Londres en particular como una ciudad con smog. Ese término fue acuñado por un médico inglés para describir el aire de la ciudad que desde 1850 – fin del romanticismo SABER – presentaba largos periodos en los que las emisiones de las fábricas y las estufas de calefacción suspendían una niebla verdosa sobre las calles.

Pero no fue el smog, que parecía que con una palabra que lo describiera ya se tenía suficiente, sino con la Gran Niebla de Londres de diciembre de 1952 que se empezó a comprender la importancia del aire limpio. En esa ocasión, durante cinco días de diciembre, una espesa niebla estranguló las calles de Londres. Una catástrofe que mató a miles de personas y abrió la puerta a protecciones ambientales históricas. En esa semana se contaron tres mil muertos, pero investigaciones posteriores contabilizaron doce mil por este episodio. Muertes de las cuales no se había dado esa relación en ese primer momento. Y se considera que muchísimos niños podrían haber tenido vida más saludable si no hubieran atravesado esa semana crítica.

Picadilly Circus – Londres 1952

¿Por qué pasó eso? Se combinaron factores meteorológicos que resultaron en la casi nula dispersión de los contaminantes, condiciones de humedad que propiciaron reacciones ácidas en las partículas suspendidas respirables. Aunque el país se pasó al petróleo junto con el resto del mundo desde 1913, durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la industria británica del carbón sobrevivía en parte porque los británicos seguían utilizando carbón para calentar sus hogares, relacionado esto con la venta de los combustibles más refinados y purificados a buenos precios a otros países.

El aire limpio y su importancia

La calidad del aire es fundamental para que todas las células del cuerpo se renueven cada día, si esto no ocurre, las consecuencias a mediano y largo plazo son el debilitamiento y muerte progresiva de las mismas. El aire puro contribuye a evitar enfermedades respiratorias y otras patologías, que lamentablemente afectan a miles de personas en todo el mundo.

La contaminación del aire es el principal riesgo ambiental para la salud pública en las Américas. Hace pocas semanas los incendios de Canadá provocaron contaminación del aire en Nueva York y la gente tenía prohibido salir a hacer deportes al aire libre. Aunque no salga en ninguna red esa recomendación, si tenemos humo y visibilidad reducida, sin duda salir a trotar no es bueno; sólo por dar otro ejemplo: si hay pronóstico de vientos intensos, de esos que levantan tierra como el día de Santa Rosa, ¿para qué salir a la ruta donde habrá poca visibilidad?

Nuestra ciudad ha tenido un historial de mediciones y reportes continuos de calidad de aire. Tal vez en esa época (fines del siglo pasado) no había todavía suficiente conciencia del problema y, ante tantos requerimientos de destinos del presupuesto público, aquel sistema de avanzada para su época no se sostuvo más de 4 años.

Afortunadamente los grupos de investigación siguieron activos  – por caso ver una reciente nota al respecto en la web de Córdoba Primero – y hoy se están dando señales de que hay muchas personas que sí están interesadas en saber para poder actuar, reconocer cuál es la contribución de cada sector y tratar de reducir la contaminación.

Respira Córdoba, fue elegido entre 3500 proyectos de diversas ciudades del mundo y es coordinado desde la Secretaría de Modernización (Alejandra Torres) de Córdoba, en el marco del desafío internacional Premios Verdes 202, en la Universidad de Miami.

Así vimos que la ciudad de Córdoba ha participado de una convocatoria internacional con el programa RESPIRA CORDOBA, e instalará gracias a ese premio una serie de sensores a los que las personas tendremos acceso para saber la contaminación por partículas en suspensión (que en lo histórico era el contaminante más serio de la ciudad).

También desde Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, se elabora un proyecto para que el área metropolitana de la ciudad de Córdoba pueda tener nuevamente un sistema con cuatro estaciones bajo normas internacionales para monitoreo continuo de calidad de aire.

Desde la Secretaría de Ambiente de la Provincia se han desarrollado instrumentos de vigilancia a partir del uso de imágenes satelitales con el trabajo de estudiantes de la Escuela de Geografía y de la Escuela de Ingeniería civil (los ingenieros ambientales específicamente).

También tuvimos una contribución muy generosa que han hecho dos ingenieros electrónicos de la UNC fabricando equipos portátiles para medir contaminación (en una versión cordobesa del proyecto Open Seneca de la Universidad de Cambridge).

Esos equipos vienen siendo usados por los pasantes de nivel medio en la Secretaría y son de alto valor didáctico porque permiten que al graficar los resultados los jóvenes puedan asociar lo que pasó en un lugar que motivó la subida de la contaminación y hasta darse cuenta que pueden evitar estar cerca de esos puntos “sucios”.

Y ahora empezó a medir un sensor de la red Omixon que tiene estaciones meteorológicas, muchas estaciones, en toda la provincia. Justo el día del Cielo Azul fue una satisfacción que hayan puesto en funcionamiento un medidor de polvo en suspensión que vemos en tiempo real en internet y que será replicado para aplicar en bordes de parques industriales en el interior provincial para seguridad de las zonas urbanas cercanas.

En otro poema, “Libertad”, escribía Wordsworth: “El cielo está sobre todos los hombres igualmente bello. En la hora de su más alta magnificencia. Y el mismo sol se alza con igual esplendor. Y se oculta tras las colinas para todos nosotros”.

Columna de Viviana Sbaratto (educación ambiental y cambio climático) en Córdoba Primero Radio Sabados de 10 a 13 hs en FM GEN 107.5